CONTIGO O NADA
UN PASO MÁS EN EL CAMINO
CONTIGO O NADA
Cuantos más años pasan más me convenzo de que los golpes que te da la vida hacen pupita, pero moldean mucho la persona que eres. De hecho, un amigo mío suele decir que nos quejamos de las piedras del camino sin darnos cuenta de que las piedras son, de hecho, el camino. Cuando la vida te golpea puedes hacer dos cosas: hundirte o sonreír. Fran y María (Mery) siempre sonríen. Esa es una de las muchísimas cosas que me han enseñado estos amigos. Sí. Como suele pasarme, los clientes (buenos) terminan convirtiéndose en amigos.
Lo pensaba el otro día: es raro que comparta trabajos de vídeos de boda cuyas parejas no sean especiales para mí, que no hayan establecido un vínculo especial conmigo y que no me parezcan de ese tipo de gente que tienes que tener cerca de ti todo el tiempo posible. Así son Mery y Fran: cariñosísimos, cercanos, plenamente conscientes —en el amplio sentido del término—, positivos y un ejemplo de muchas cosas. Sobre todo de resistencia. O de resiliencia, que se dice ahora.
UNA HISTORIA DE AMOR CONTRA TODO PRONÓSTICO
Porque pueden decirse muchas cosas de esta pareja increíble pero, sobre todo, destaca su insistencia; o su cabezonería, si quieres. Mundos distintos, ciudades separadas, un chico de la tele, una adolescente que lo admira, diferentes edades, distintos proyectos de vida y, sin embargo,… El amor por encima de todo. Por encima incluso de ellos mismos, que se separaron durante tres años, porque pensaron —pobrecillos— que no estaban destinados a estar juntos.
Pero no, no se puede luchar contra ciertas cosas, sobre todo cuando al otro lado hay alguien que es para ti y para nadie más. Cuando tu historia de vida se resume en un «Contigo o nada» poco puede hacerse más que aceptar la evidencia.
Mery y Fran han luchado (y vencido), casi sin darse cuenta, contra todos los obstáculos que la vida les ha puesto delante. No solo en su historia de pareja, también en otras esferas de su existencia. Y lo han hecho sin ser rácanos con el afecto, con la confianza y el amor que se tienen. Desde la positividad y convencidos de que no estaban solos, porque se tenían el uno al otro, contra todo pronóstico. Porque era contigo o nada. Ojalá todas las parejas que he conocido compartieran ese vínculo indestructible.
UNA APUESTA GANADORA
Ya sabes que para realizar mis vídeos de boda procuro tener un chip mental parecido al que se mantiene en un rodaje de cine: hay que contar una historia muy personal con imágenes. Con todas las que puedas capturar, por insignificantes que parezcan. Cada mirada, cada detalle, cada anécdota puede ser importante. Para que todo cobre sentido en el montaje tienes que tener todos los sensores activados, es necesario que mantengas el alma a flor de piel.
Y en la boda de Fran y Mery la vida les colocó otra prueba de fuego: Aún coleaba el fantasma de la COVID-19 y había muchas restricciones, el contacto humano no era tan natural y cercano como suele serlo en un enlace «normal». Eso me puso las cosas difíciles, porque se notaba mucho amor en el ambiente, pero estaba como contenido bajo un velo de cierta aprensión.
A pesar de todo, como siempre han hecho en su vida, se sobrepusieron. La fuerza de su relación, su magnífica fortaleza y empatía, la fuerza que desprenden juntos rasgó ese velo de arriba abajo. La boda resultó magnífica y eso se transmite en pantalla. Era justo lo que yo quería, que todo el mundo pudiera ser testigo de esta apuesta que ambos habían hecho por el otro. Igual no lo saben, a lo mejor sí, pero esa apuesta la ganaron el día que se conocieron. Su boda no es otra cosa que un paso más en el camino.
Restaurante: Campo de golf de Zarpapicos
Fotografía: Luis F.Lorenzo
Vestido novia: Pronovias
Ramo: ByLolindoas
Zapatos novia: Lodi
Traje novio: Anamont
Zapatos novio: Anamont
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