Siempre he querido dirigir cine, dirigir ficción. Los que me conocen lo saben. Quizá por eso estudié Comunicación Audiovisual, pensando que me iba ayudar profesionalmente en algo. Sí me dio unas bases, me enseñaron a pensar, a tener inquietudes y a prepararme como periodista (profesión que adoro), lo que me ha servido a tener un punto de vista crítico y objetivo con todo lo que me rodea (o eso creo).
Me fui a Madrid, porque era donde me dijeron que estaban las oportunidades. Trabajé de todo: ayudante de dirección, auxiliar, producción… en varios rodajes de largos y cortometrajes… con experiencias negativas (casi todas olvidadas) y con bastantes positivas (quizá las negativas también lo sean). De todos esos trabajos que desarrollé en el cine los que más me gustaron fueron como ayudante de prensa de Cristina Marinero, y haciendo el making of (o “cómo se hizo”) de algunas pelis (luego entenderéis el por qué). ¡Ah! Tampoco me quiero olvidar del montaje del tráiler oficial de la estupenda película (ironía mode ON) “School Killer”… jamás olvidaré la noche que pasé junto Christian Molina preparándolo. Muy orgulloso de esto.
A qué viene todo esto. Viene a que a Zuza y a mi nos gusta mucho “El Ministerio del tiempo”, y a pesar de que nunca nos han gustado las series españolas (ahora seguimos tres… nos hemos vuelto locos) actualmente ésta es mi favorita. Es diferente, no repite esquemas, cada episodio intenta ser distinto al anterior, mantiene tramas internas interesantes… aquello de la “tensión sexual no resuelta” o el triángulo amoroso… Además los actores están muy bien (incluso Cayetana), los secundarios y los principales. Hugo Silva (que nunca me ha gustado) no puede estar mejor (así lo comentábamos Jorge Trevín y yo en twitter hace unos días, y pareció gustarle a Javier Olivares). El personaje de Pacino tiene carisma, es socarrón, gamberro, con unos ideales universales. Personajes muy bien escritos.
Sigo, que me enrollo: después de cada episodio ponen un making of (gran idea) en los que suelo ver a personas que conocí cuando trabajaba en la industria, gente a la que le va bien, gente que sigue trabajando en el mundillo y que viven de ello. Podrían darme envidia por ello, pero no. De verdad os lo digo. No envidio a esos “currantes” anónimos que van con sus walkies a todas partes esperando que les “ordenen” cualquier cosa (en el cine no se pide, se ordena. Está prohibido pensar). No los envidio porque forman parte de un engranaje en el que no ponen nada de ellos mismos, “sólo” su mano de obra, como si pusieran tornillos en una cadena de coches. No digo que una cosa sea mejor que la otra, digo que a mi no me gusta.
Muchos no sabréis que muchas veces se graba en verano pero la historia se desarrolla en invierno o al revés, como en el doble episodio de “La hora de los valientes “ que se emitió ayer, o las jornadas laborales se alargan durante horas y horas. Y eso es duro. Mucho. Y los currrantes, los que no son jefes de departamento (como me pasaba a mi, claro), la mayoría de las veces no ven nada del rodaje real, no disfrutan de la parte que mola. ¿Y qué compensación tiene esto?. Ninguna.
Y no me dan envidia, por mucho que ame la profesión, por mucho que me guste el cine y la ficción porque lo que me gusta es crear. Puede sonar pedante pero es así. Me da envidia el director de la serie Marc Vigil (talentazo), me dan envidia los guoionistas (Javier Olivares y Anaïs Schaaff). Ellos sí, porque ellos están sacando adelante sus ideas, lo que tienen en su cabeza, y eso es mágico. Impagable.
Por eso me gusta tanto lo que hago ahora. Aunque siempre digo que es duro y no todo es de color rosa. Me gusta lo que hago porque es mío, son mis ideas, es mi visión sobre una historia. Ya sea un videoclip, la historia de pareja de unos novios o el día a día de una empresa o el desarrollo de una idea de una app.
Es duro, es un trabajo muy solitario, pero es muy bonito poder ver en imágenes lo que imaginas en tu cabeza, y saber que es tuyo, que es algo que ha salido de la nada.
En eso sí envidio a los creadores El Ministerio del Tiempo.
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(He leído que la serie está sufriendo unos vergonzosos recortes presupuestarios. Es de risa que un programa de ficción con tantísimo talento, como pocos he visto en la televisión española, tenga que luchar para salir adelante -espero que esto no acabe con ella-. Se notan los recortes con respecto al año anterior, pero están tan bien resueltos, con tanta inteligencia… que casi no se aprecian).
