A veces la vida te pone delante oportunidades únicas que no puedes dejar pasar.
En muchas ocasiones he recibido correos, o ha habido parejas de novios que nos han ofrecido hacer bodas o postbodas fuera de España (USA, Casablanca, Marraketch, Bordeaux…) pero por unas causas u otras, al final nunca se han llegado a concretar. Por eso, cuando Armin&Laura se pusieron en contacto con nosotros para hacerles la boda en Dubai, no me lo podía creer.
El pasado catorce de enero Nacho Morán y yo cogimos un vuelo de Fly Emirates con destino Dubai (Emiratos Árabes). Con nervios por la responsabilidad (esperando no haberme olvidado algo de vital importancia en Salamanca), y con las preocupaciones normales de viajar a un país lejano (siete horas de un estupendo vuelo) del que a penas sabía nada.
Visto desde la perspectiva de los quince días que han pasado desde el viaje, tengo que agradecerle a Nacho, y a los novios (Armin y Laura) el haber vivido una experiencia única que espero repetir, y que no olvidaré nunca (como me ocurrió con mi primer viaje a USA, o a Toronto (Canadá).
Espero repetir porque Emiratos Árabes es un país donde todo es posible, con todo lo bueno –por diferente y único-, y todo lo malo –por excesivo- que ello puede significar. Espero repetir porque jamás he visto una ciudad tan cosmopolita como Dubai, donde el ochenta por ciento de la población es extranjera, y las mezclas de razas, culturas y tradiciones enriquecerán nuestros vídeos de boda. Y espero repetir por el placer de conocer nuevas personas, por el placer de conocer nuevos lugares, y por el sueño de crecer como persona, y como empresa.
Personas tan increíbles como Laura y Armin. Que nos abrieron su casa, y sus corazones tratándonos como si nos conociéramos de toda la vida. ¿Cómo olvidar la tarde que pasamos (cena incluida) en la terraza de una de las Villas del Hotel Al-Qasr (Madinat Jumeirah)?. No se puede olvidar.
Y cómo olvidar la boda en la playa con el Burj Al Arab de fondo , cómo olvidar los votos de los novios (llenos de emoción, y simpatía), o cómo olvidar el baile de Armin con todos los padrinos a mitad de cena., o el baile tradicional iraní antes del corte de la tarta. No podré olvidarlo.
Tampoco podré olvidar a Laura diciéndole a la diseñadora de su vestido, que no tenía por qué decirme dónde debía colocarme o qué grabar mientras se vestía. Son detalles que se te quedan en el recuerdo para siempre.